viernes, 15 de julio de 2011

MITOS Y HECHOS SOBRE
LOS MATERIALES DE MACHU PICCHU EN LA UNIVERSIDAD DE
YALE






Las siguientes son las respuestas que disipan los “mitos” que se han
registrado en ciertas publicaciones referentes a las colecciones de
artefactos de Machu Picchu excavados por Hiram Bingham durante su
histórica expedición peruana de 1912 y que actualmente se
encuentran en el Museo Peabody de la Universidad de Yale.
1. Mito :
Los materiales de Machu Picchu son “tesoros valiosos y
únicos.”
Hechos:
Los materiales de Machu Picchu enviados al Peabody consistieron
principalmente en cerámica hecha fragmentos, huesos animales y
otros artículos desechados por los incas. (Véase, discusión del
inventario bajo el punto 3). También incluyeron un número pequeño
de posesiones personales usadas pero en gran parte intactas, tales
como tazones de fuente, dejadas como bienes de tumbas en los
entierros de los Incas ubicados alrededor de la periferia del sitio, pero
ninguno de estos artefactos es un tesoro.
Estos artículos se asemejan fuertemente a los materiales encontrados
en otros sitios del Inca tales como Sacsayhuaman y por lo tanto eran
de poco interés al Gobierno Peruano en 1912. Todos los materiales
son similares a aquellos encontrados en museos y colecciones
privadas de materiales del Inca en Perú, y ninguno es una pieza
única. Por ejemplo, los objetos similares o idénticos a ésos
encontrados por la expedición 1912 se han recuperado en las
excavaciones realizadas en Machu Picchu desde 1974, y están
actualmente en el museo de sitio del Instituto Nacional de Cultura,
Manuel Chavez Ballon, al pie de Machu Picchu.
2. Mito:
Yale ha concedido que el Perú tiene título jurídico sobre los materiales
de Machu Picchu ubicados en el Museo Peabody.Hechos:
Yale ha mantenido constantemente la posición que está legalmente
en posesión de los materiales de Machu Picchu conforme a principios
legales tanto de Estados Unidos como de Perú. Por ejemplo, el
Código Civil de Perú de 1852, vigente en el momento de la expedición
1912 de Hiram Bingham, permitía que los buscadores de tales
artefactos los guardaran. Un decreto presidencial que autorizó la
excavación de Bingham (que no podría reemplazar o derogar las
provisiones del Código Civil) contenía una disposición permitiendo
que él traiga el material a Yale para el estudio científico, y dio a Perú
el derecho de solicitarle a Bingham la devolución de las piezas
“únicas” o “duplicadas”, hecho que no se dio en el periodo indicado.
No se incluyen entre los materiales de Machu Picchu que permanecen
en el Museo Peabody, los materiales que Bingham excavó durante
una segunda expedición de Perú en 1914-1915. Por ese tiempo, las
políticas de Perú con respecto a descubrimientos arqueológicos
habían cambiado. Los materiales excavados por Bingham fuera de
Machu Picchu durante la expedición 1914-1915 fueron prestados al
Museo Peabody de Yale por un período de tiempo especifico, y todos
esos objetos fueron devueltos a Perú en 1920 (con un retraso
causado por la Primera Guerra Mundial).
En 1981, el Perú y los Estados Unidos firmaron un acuerdo bilateral
que prohibía la exportación de restos arqueológicos de Perú. Este
acuerdo no era retroactivo, y no afectó los materiales de Machu
Picchu de la expedición 1912 que permanecían en Yale.
A pesar de la posición de Yale que no existe ninguna obligación legal
de devolver los materiales de Machu Picchu a Perú, Yale está
comprometida en alcanzar un acuerdo amistoso con el Gobierno de
Perú que asegure que éste históricamente reconocido patrimonio
mundial cultural continuará siendo conservado y puesto a disposición
del público y de la comunidad de estudiantes internacional en Perú y
en Yale, como colaboración para su exhibición y estudios.
A tal efecto, el 14 de septiembre de 2007, la Universidad de Yale y
los representantes del Gobierno de Perú firmaron un memorándum
de entendimiento (MOU) que formaría la base de un acuerdo que
reconocería el interés de Perú en recuperar los materiales y que
establecería una colaboración internacional para la educación y la
investigación asegurándose de que los materiales sigan estando
disponibles para el estudio de los científicos de Yale, de Perú y de
otras partes del mundo.
Conforme al MOU, Yale y el Gobierno de Perú se comprometen a
alcanzar tun acuerdo definitivo que indique que Perú tenga títulojurídico de todos los materiales de Machu Picchu y que Yale
conservaría ciertos derechos temporales; que Yale y Perú crearán, a
costo de Yale, una exposición que viaje internacionalmente con los
objetos de calidad museable; y que después del viaje, y una vez
creado un espacio de museo apropiado en Perú, todos los objetos de
calidad museable volverían a Perú, junto con una porción significativa
de los materiales de investigación. Otros materiales de investigación
-pedazos de potes, de huesos, y de otros fragmentos pequeños que
son similares o idénticos a los objetos incontables que se encuentran
ya en Perú- permanecerían en Yale por un período definido de 99
años, y serán un foco de investigación y de colaboración patrocinada
por la universidad y de utilidad para los intercambios de estudiantes
de arqueología, biología, entre otros campos del estudio.
Así, Yale ha acordado reconocer el título del gobierno de Perú
solamente en el contexto de la ejecución del acuerdo definitivo
contemplado por el MOU. Los términos de ese acuerdo definitivo
todavía están siendo negociados por los representantes de Yale y el
gobierno de Perú.
3. Mito:
Yale y Perú discrepan sobre el número de los objetos que abarcan los
materiales de Machu Picchu en el museo de Peabody. Yale indica que
el número es aproximadamente 5.500 objetos y Perú insiste que
más de 46.000 pedazos están en la colección.
Hechos:
Yale ha terminado un inventario exhaustivo de los materiales de
Machu Picchu, y ha fijado en su Web site un inventario completo que
enumera y describe todos los objetos. Según el inventario, los
materiales de Machu Picchu en el museo de Peabody abarcan 5.415
porciones de objetos y de fragmentos, más 329 objetos de calidad
museable, en las categorías siguientes:
3502 porciones de pedazos de cerámica y fragmentos de cerámica.
1038 porciones de huesos y fragmentos animales del hueso.
632 porciones de objetos y fragmentos de piedra, o líticos.
115 porciones de objetos del metal y fragmentos del metal.128 porciones de huesos y fragmentos humanos del hueso.
329 “piezas de calidad museable” gran ‘parte de las cuales fueron
restauradas por los curadores de Yale con fragmentos de cerámica.
Como es costumbre entre curadores y otros expertos, el inventario de
Yale agrupó los fragmentos individuales de un solo objeto -e.g.,
cascos de los fragmentos de un solo utensilio de cerámica o del hueso
de un solo cuerpo humano- en una sola porción. Así, una “porción”
podría contener de dos a más fragmentos individuales de un solo
“objeto.” El inventario incluye las fotos a color de 4.463 porciones de
objetos, y puede ser alcanzado ingresando a
http://opa.yale.edu/news/article.aspx?id=1997 y haciendo click en el
documento que contenga el inventario deseado.
Por consiguiente, el inventario de Yale establece que hay un total de
5.744 objetos en la colección, formado por 5.415 porciones de
objetos y fragmentos, más 329 objetos de calidad museable.
Del 3 al 12 de marzo del 2008, una delegación de Perú dirigida por la
Dra. Cecilia Bakula, directora del Instituto Nacional de Cultura del
Perú (INC), viajó a New Haven para examinar el inventario de
materiales de Machu Picchu ubicado en la universidad. Como
conclusión de esa visita, la Dra. Bakula accedió en escribir el
inventario y documentación sobre el estudio que su equipo había
realizado, verificado y divulgado en el que se había contado 5.397
porciones de objetos, más 370 objetos de calidad museable. (La
diferencia de menor importancia con la cuenta realizada por Yale,
parece estar basada en que el equipo peruano contó algunas
porciones de objetos como objetos de calidad museable.) Según el
documento preparado por el equipo peruano. 5397 porciones de
objetos, más 370 objetos de calidad museable abarcaron 46.311
fragmentos o pedazos individuales.



Cuando la Dra. Bakula volvió a Perú, ella divulgó que la colección de
Yale contenía más de 46.000 pedazos, aumentando un malentendido
sobre el número de objetos y que Yale y Perú tenían un desacuerdo
importante sobre la cuenta del inventario. De hecho, éste no es el
caso, la Dra. Bakula refería simplemente al número de fragmentos en
la colección, más no al número de lotes que contienen estos
fragmentos y que constituyen un objeto. Según lo observado arriba,
el inventario de Yale cuenta fragmentos individuales de un solo objeto
- tales como los cascos de los fragmentos de un solo utensilio de
cerámica y del hueso de un solo cuerpo humano-- como sola
porción. Perú ha aceptado ese inventario, y no hay desacuerdo
significativo sobre los objetos en la edición o su número.4. Mito:
Yale no ha conservado correctamente los objetos.
Hechos:
Por más de 90 años, Yale ha actuado como administrador
responsable de los materiales de Machu Picchu, ejercitando el nivel
más alto de los métodos del cuidado y de la conservación disponible
para los museos y las instituciones de investigación durante ese
período. Las fotografías en el documento del inventario de Yale y las
piezas arqueológicas están en condiciones muy buenas, dadas su
edad y los varios cientos de años que pasaron relativamente
desprotegidos. Como guardianes conocidos, expertos en Yale
también han restaurado un número de los utensilios de cerámica
quebrados y otros objetos con la calidad que el museo permite.
Cuando la Dr. Bakula y su equipo, visitaron Yale en marzo del 2008
para ver la colección, fueron muy elogiosos sobre la condición de los
objetos y del cuidado de Yale en la conservación de ellos. Sin
embargo, después a la Dr. Bakula de vuelta al Perú, la citaron en
diversas publicaciones como indicando que el estado de la
conservación de los materiales eran “pobres.”
La Dra. Bakula no comunicó ninguna preocupación de ese tipo a Yale
durante su visita o después de ella. De hecho, en su testimonio en
una audiencia ante un comité del Congreso Peruano en Lima el 26 de
mayo de 2008, la Dr. Bakula dijo que el estado de la conservación de
los objetos era “regular” para los estándares peruanos, aunque ella
afirmó que el estado de la conservación de algunos de los huesos
animales y humanos empeoró debido al manipuleo durante el
examen y estudio. Los expertos de Yale discrepan con esa
aseveración. Ellos precisan que un número de fragmentos de huesos
han sido sometidos al examen de ADN y a otras pruebas científicas
modernas, que implica necesariamente un cierto muestreo de los
fragmentos de huesos para obtener los materiales necesitados para
muestrear.
5. Mito:
Yale ganó “millones de dólares” con la exhibición del 2003 sobre
Machu Picchu que se realizó en los Estados Unidos.
Hechos:
En enero del 2003, los objetos de la expedición de 1912 de Bingham
a Machu Picchu fueron utilizados en una exposición educativa sobre
Machu Picchu desarrollada en el museo Peabody, que viajó a travésde los Estados Unidos. Esta exposición mostró la realidad de la vida
diaria del Inca en Machu Picchu recibiendo más de un millón de
visitantes, ensanchando su conocimiento y aprecio de la vida y de la
cultura incaica.
La muestra expuesta era puramente educativa, no fue pensada para
generar ningún beneficio para la Universidad de Yale o para el Museo
Peabody. Fue financiada por concesiones de la dotación nacional
para la humanidad, fundaciones privadas e instituciones culturales,
incluyendo la donación de $75.250 del consejo de la humanidad de
Connecticut y una donación de $351.000 del National Science
Foundation.
Mientras que la exhibición no generó ningún beneficio para Yale o el
Museo Peabody, se educó e informò a millones de norteamericanos
sobre la vida y la cultura del Inca, y de tal modo se promovíó el
turismo a Perú y particularmente a Machu Picchu.
6. Mito
Yale no cumplió con utilizar los materiales de Machu Picchu para
estudios científicos.
Hechos: Según lo observado, los materiales de Machu Picchu
enviados al Museo Peabody en 1912 consistieron principalmente en
fragmentos de cerámica, de hueso animal y otros artículos
desechados por los incas, más una pequeña cantidad de posesiones
personales usadas pero en gran parte intactas, tales como tazones o
fuentes, dejados como ofrendas en entierros, pero ningún tesoro u
objeto raro o único. El estudio de los científicos comenzó tan pronto
como los materiales llegaron a New Haven y ha continuado por más
de 90 años por parte de científicos de Yale y del mundo entero. El
trabajo de los estudiosos sobre los materiales de Machu Picchu ha
aumentado estos últimos años por el interés en la vida del Inca y su
cultura, mientras que los avances científicos en la prueba y
metalurgia del ADN han permitido nuevos estudios de los materiales,
los objetos y los fragmentos osteológicos del metal.
Los primeros trabajos sobre Machu Picchu fueron hechos por
Bingham y tenían que ver con sus descubrimientos, publicados por la
National Geographic Society, incluyendo su artículo de 1913, “En el
país de las maravillas de Perú: El trabajo logrado por la expedición
peruana de 1912,” National Geographic, vol. 24, páginas 387-573; el
artículo 1915, “La historia de Machu Picchu: Las expediciones
peruanas de National Geographic y de la universidad de Yale,”
National Geographic, vol. 27, páginas 172-186, 203-217; y el artículo
1916, “Otras exploraciones en la tierra de los incas: La expedición
peruana de 1915 de la universidad de Yale y de NationalGeographic,” National Geographic, vol. 29, páginas 431-473. En
1915, Bingham también publicó una monografía “Tipos de cerámica
de Machu Picchu,” que apareció en Antropólogo americano, vol. 17,
no. 2, páginas 257-271.
En 1916, G.F. Eaton realizó el estudio osteológico de la primera libro
de los materiales, La colección de material osteological de Machu
Picchu, Tuttle, Morehouse & Taylor Company (New Haven, CT), 96
páginas (1916).
Décadas de estudios de los materiales metalúrgicos de Machu Picchu
en Yale también han producido trabajos importantes, incluyendo,
C.H. Mathewson, monografía 1915, “Una descripción de los trabajos
en bronce de Machu Picchu,” Diario americano de la ciencia, vol. XI,
páginas 525-602.
La monografía en 1984 de R.B. Gordon. y J.W. Rutledge, “Bronce de
Machu-Picchu, Perú del bismuto,” Ciencia, vol. 223, no. 4636,
páginas. 585-586.
Artículo en 1985 de R.B. Gordon, “Evidencias de laboratorio del uso
de las herramientas del metal en Machu-Picchu (Perú) y los
alrededores,” Diario de la ciencia arqueológica, vol. 12, no. 4, páginas
311-327.
J.W. Rutledge y R.B. Gordon en 1987, “El trabajo metalúrgico de los
artesanos en Machu-Picchu, Perú,” Americano Antigüedad, vol. 52,
no. 3, páginas 578-594.
En el 2006, tres estudios adicionales sobre objetos y fragmentos
fueron publicados, incluyendo:
R. Gordon y R. Knopf, “Metalurgia del bronce utilizado en
herramientas de Machu Picchu, Perú,” Archaeometry, vol. 48, no. 1,
pagina 57-76 (2006).
B.L. Turner, J.D. Kingston, R.L. Burger y otros., “Reconstrucción
isotópica del paleodiet y de la inmigración en Machu Picchu, Perú:
resultados tempranos,” Diario americano de la antropología física,
supl. vol. 42, páginas 178-179 (2006).
R. Gordon y R. Knopf, “Último horizonte de la plata, cobre, y lata de
Machu Picchu, Perú,” Diario de ciencia arqueológico, vol. 34, no. 1,
páginas 38-47 (2006).
Estudios más generales de los materiales de Machu Picchu incluyen el
P. Ritual, “Muerte y poder en Machu Picchu,” M.A. Tesis (inédita),universidad de Yale (2001); K.B. maxwell, “Ciudades perdidas y
vacas exóticas: Construyendo un espacio natural y de la cultura en el
santuario histórico de Machu Picchu, Perú,” Ph.D. Disertación,
universidad de Yale, 477 páginas (2004); y J. Medina, “Machu Picchu:
Los misterios descubiertos, en video.
Estudios latinoamericanos e ibéricos, universidad de Yale (2005).
En 2003 y 2004, científicos Richard L. Burger y Lucy C. Salazar,
editaron dos libros importantes de la colección de Machu Picchu, Las
colecciones científicas peruanas 1912 de la expedición de Yale a
Machu Picchu: Restos de seres humanos y de animales,
Departamento de antropología, división de la universidad de Yale,
museo de Peabody de la historia natural, página 181 Machu Picchu:
Revelación del misterio de los incas, Prensa de la universidad de Yale,
230 páginas (2004).
Susan Evans y Joanne Pillsbury, eds., Palacios y poder en las
Américas de Perú a la costa del noroeste, Dumbarton Oaks (2004),
incluyen un ensayo por Richard Burger y Lucy Salazar sobre la vida
diaria en Machu Picchu.
Richard L. Burger, Craig Morris, y Ramiro Matos Mendieta, eds.,
Variaciones en las expresiones en el poder del Inka, Dumbarton
(2008), incluye ensayo de Lucy Salazar interpretaciones generales de
la vida de cada día en Machu Picchu.
En Yale están actualmente en curso un número de estudios de
científicos importantes de las piezas de Machu Picchu que prometen
revelar más sobre la vida y cultura del Inca. Muchos de estos
estudios tienen que ver con técnicas y equipos científicos
desarrollados recientemente , incluyendo los siguientes:
Un estudio de los metales de Machu Picchu elaborado por los
investigadores Bruce Owen y Roberto Gordon programado para ser
publicado por Yale este año, incluye un extenso análisis técnico de la
colección usando un scanner con visión microscópica de electrones.
Richard Burger y Leon Doyon del área de relaciones humanas
estudiaron los patrones de la producción de la cerámica de Machu
Picchu usando un análisis instrumental de neutrones por activaciones.
El estudio experimental para este trabajo fue financiado por los
E.E.U.U. National Science Foundation.
Lucy Salazar está trabajando en una monografía final de la cerámica
del Inca en los entierros en Machu Picchu basada en su tesis
antropológica y subsecuente investigación. Esta monografía, queaparecerá en la universidad de Yale, incluye el análisis de ambos
sobre recipientes enteros y cascos de la colección de Yale.
Un estudio del ADN de los huesos humanos en la colección está
siendo conducido por Federika Kaestle de la Universidad de Indiana.
El estudio dará a conocer los orígenes de la población en Machu
Picchu así como las relaciones biológicas entre los individuos que
fueron enterrados allí.
Karen Weinstein de la universidad de Dickinson ha utilizado la
colección de Yale para estudiar la morfología esquelética del tórax del
individuo del altiplano en la prehistoria andina.
Bethany Turner de la universidad de Emory, Ph.D. que trabaja bajo la
supervisión de los Profesores George Armelagos y Juan Kingston,
está estudiando de Machu Picchu, a la clase sirviente enfocándose en
sus historias y población la dinámica de vida. Un estudio del isótopo
de dientes humanos del Ms Turner está en curso para examinar los
patrones de la dieta y de la inmigración en Machu Picchu. Su análisis
darán a conocer la variación en la vida de esta población específica
que sirvió a la élite incaica en el décimo quinto siglo.
Guardar una porción de las colecciones del estudio en el Museo
Peabody de Yale asegurará la continuación de este y de análisis
similares y los usos de nuevas técnicas de análisis de la colección y
de como se desarrollan éstas

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